En cambio hoy nadie quiere hacer el servicio militar, la prueba es la cantidad de objetores de conciencia que ha habido hasta crear el ejército profesional.
Ser útil te hacia sentir mas hombre y eso te daba derecho a beber, y en aquellos años beber y resistir la bebida te daba aureola de "macho". Ahora es todo lo contrario. Pero antes te daba derecho a cantar los quintos y estar de borrachera durante días.
Todo se tornaba en desesperación después del sorteo, y pongo por ejemplo el caso de mi hermano cuando le dijeron que tenía que cumplir el servicio militar en Barbastro. ¡Dios mío de mi vida, Barbastro! ¿Dónde estaba eso? En casa todo el mundo "acojonado" y ahí me ves buscando en nuestra celebre Enciclopedia Álvarez, que era nuestro único libro de estudio en aquella época, y de repente un milagro... allí estaba Barbastro, en la provincia de Huesca. Mi casa era un velatorio pues en aquellos tiempo salir del pueblo significaba que ibas a llevar contrabando de café a Fregenal o a la Higuera o porque estabas muy enfermo e ibas al medico a Sevilla o Huelva.
Una vez averiguado el destino se encargaba la maleta al carpintero, era igual al que fueras pues teníamos donde elegir, se le ponía tu nombre con las tachuelas de los botos gordos del campo y una vez llena se le ponía la correa de un cinturón en el centro y se apretaba bien.
Después tu madre te cosía un bolsillo por dentro de la camiseta para que te metieras el poco dinero que te habían aportado tus amigos y vecinos. Otros contribuían con huevos, quesos o con lo que ellos creían que podía ser mas útil dentro de sus posibilidades.
Y después aguantar todos los consejos de tu madre: que si ten cuidado, que si esto, que si lo otro... Finalmente llegaba el momento de la despedida donde todo el mundo lloraba. Más bien parecía que ibas a la guerra, pero lo mejor de todo era que cuando se licenciaban todos habían pasado una mili de película y los arrestos y las guardias eran siempre para los demás.
Desde aquí mi mas sincero homenaje a todos los quintos marochos y de paso a alguna canción que se solía cantar para aquella ocasión.
Madre los quintos se van y se llevan a mi hermano
ya no tengo quien me traiga los pañuelos de la mano
o ya te se acabo el comer patatas y huevos fritos
que ahora comerás lentejas de las que tienen bichitos.
Este artículo fue publicado en nuestro desaparecido periódico "El picón"
Autor: "Quinto Marocho"
Bonito artículo el de "Quintos".
ResponderEliminarLUNES
Buen articulo del amigo Valonero
ResponderEliminarSERRANO
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