Los casos veridicos de nuestro paisano Faustino

Recuerdo una odisea, de los años cincuenta y pico, el pico mas bien largo aproximadamente, teníamos la edad que lo “ arrolla” todo, lo bueno y lo malo.
Con motivo de un encuentro de fútbol que sé tenia que celebrar el Domingo en el vecino pueblo de Oliva de la Frontera, entre los equipos de Oliva y Encinasola, los amigos (fieles seguidores) sabíamos que después la terminación, como siempre terminabamos en el baile.
Pensando como asistir a tal evento, (dice que piensa mas un necesitado que cien letrados) hablado con los directores del equipo, estando de acuerdo en combinar el viaje para llevarlos, con el camión, fue sencillo. Cargamos en la parte delantera, los envases de carbón que necesitaba un carbonero, en el campo de Oliva, y en el resto bien limpio y aseado con unos bancos, era el autobús del equipo y de los seguidores ó amigos.
Hasta aquí todo bien, nos montamos, llegamos al campo deDeporte, (por cierto situado en la calle Encinasola) se apea el personal y como era temprano se ponen a dar unas patadas al balón.
Aprovechando este lapsu de tiempo, acompañado de mí amigo Paco, fuimos a llevar los envases al carbonero, por un camino muy malo, cuando llegamos no estaba el padre nada mas que las hijas, que apañaban el carbón, con una ropa que no se le veían ni los ojos, porque tenían gafas.
Descargamos rápido, de regreso con el camino tan malo sufrimos una avería gorda, gracias a Paco que me ayudo fue reparada, llegamos al partido por los “pelos”.
Supongo que perdimos, pero lo nuestro vino después el baile, en el salón de tío Pascasio, muy grande y una buena barra, gran orquesta y lleno hasta la bola. “Pero siempre hay un Pero”.
Sacábamos las jóvenes a bailar, pero meneaban la cabeza negativamente y no podía ser no habia forma de que bailaran.
Dando vueltas y más vueltas, veo dos bombones riéndose, y no lo dude, la saco y cual no seria mi sorpresa que se agarra a mí, bailando perfectamente.
Cuando le pregunte que pasaba con el forastero, me dijo que no bailaban con desconocidos.
¿entonces tu por que me has dicho que si?, porque mi hermana y yo somos las hijas del carbonero donde has estado esta mañana, las que apañamos y recogemos el carbón.
Nosotras a ti si te conocemos, pero tú a nosotras no. Por esta sorpresa venía la risa de ellas. Quién se iba a imaginar que dos espantapájaros por la mañana eran dos bombones por la noche. La cosa cambió de la noche al día, gracias a ellas y a varias amigas que nos presentaron y en unión con mis amigos lo pasamos muy bien.
En el baile estos incidentes nos pasaban en la mayoría de los pueblos, hoy ya no existen forasteros.
FJ.