Con tal motivo se presento un señor de Barcelona el cual compro un camión de paletas pequeñas, y como no traía dinero, suficiente entregó aproximadamente la mitad, comprometiéndose a pagar en destino el resto del importe de la mercancía mas el porte del camión.
Para dicho viaje el vendedor busco un transportista de confianza que al retorno tenia que traer el importe de las paletas vendidas.
Se trato el viaje con la condición de que si no era satisfecho el importe que faltaba que pagar de la mercancía y el porte, antes de bajar el total de las piezas cargadas en el camión, se retornara con las paletas otra vez para casa.
Y empieza la odisea cargado el camión dos conductores y al día siguiente estaba en la capital catalana como estaba previsto todo bien.
Como llevas el teléfono llamas y contesto un señor que dijo que esperara en el almacén que se descargaría la mercancía, se empezó la descarga pero cuando estaba por la mitad se corto dicha descarga porque el dinero no aparecía, nadie sabia nada. Se presento el señor éste contando cuentos pero con la mitad del importe por que los bancos le cerraron.
Quería descargar y al día siguiente pagaría, se le dijo que no que ese no era el trato.
Cuando vio que era inútil se fue a buscar quien le diera más dinero para terminar de pagar el total del importe que debía.
Llego tarde pero se consiguió el pago y siguió la descarga hasta final.
Este es uno de los muchos riesgos que en el largo caminar nos encontramos los antiguos transportistas que nos lanzábamos a lo desconocido.
Faustino Jiménez
Faustino, no tienes que decir que tú formabas parte de la expedición, se sobreentiende.
ResponderEliminar¿Qué no te habrá pasado atí en esta vida?
Valonero, de todo de todo
ResponderEliminarYa quisiera poder con unas
lineas decir todas las odiseas
que he visto por esos mundos.
Saludos F. J.