En los años 50 nos llegaban del país vecino unas camisas acrílicas que solíamos llamar camisas de presirlar, tenían la magia de que no se arrugaban .
Recuerdo que mi madre me compro una camisa de estas con mucha antelación a la feria de Septiembre, esto se convirtió para mi en un suplicio, pues dicho mes se hizo en algo inalcanzable, yo loco por estrenar mi camisa, y mi madre como aquellas madres implacables que no te permitían hacer lo que a ti te viniera en gana, la única solución era cada día a espalda de mi madre ponerme delante del espejo y probarme la camisa, ¡¡Que feliz Era en aquellos instante!!,con que poco se conforma un pobre.
Esa es la manera de apreciar el valor de las cosas, saborearlas poco a poco, que feliz era heredando unos pantalones de mis hermanos.
Hoy contemplas a tus hijos y tus nietos, con sus consolas sus teléfonos, que cambio ha dado la vida.
Este pequeño relato se lo dedico a Paco Rubio que en paz descanse, la generación de los 40 a los 50.
Cuantas veces hemos chateado hablando de la leche en polvo, de los quesitos que nos daban los americanos, y cuantas aventuras, comprar pellicas, de vender golosinas en el cine, de jugar al fútbol apedrearnos en las calles y toda esa nostalgia que acompañaba a nuestra niñez
Fontenla.
Recuerdo que mi madre me compro una camisa de estas con mucha antelación a la feria de Septiembre, esto se convirtió para mi en un suplicio, pues dicho mes se hizo en algo inalcanzable, yo loco por estrenar mi camisa, y mi madre como aquellas madres implacables que no te permitían hacer lo que a ti te viniera en gana, la única solución era cada día a espalda de mi madre ponerme delante del espejo y probarme la camisa, ¡¡Que feliz Era en aquellos instante!!,con que poco se conforma un pobre.
Esa es la manera de apreciar el valor de las cosas, saborearlas poco a poco, que feliz era heredando unos pantalones de mis hermanos.
Hoy contemplas a tus hijos y tus nietos, con sus consolas sus teléfonos, que cambio ha dado la vida.
Este pequeño relato se lo dedico a Paco Rubio que en paz descanse, la generación de los 40 a los 50.
Cuantas veces hemos chateado hablando de la leche en polvo, de los quesitos que nos daban los americanos, y cuantas aventuras, comprar pellicas, de vender golosinas en el cine, de jugar al fútbol apedrearnos en las calles y toda esa nostalgia que acompañaba a nuestra niñez
Fontenla.
Quiero agradecer en nombre de toda la familia, las muestras de cariño que nos estais mostrando. En estos últimos meses de la vida de mi tío, realmente se sentía muy feliz de poder participar de esta página y compartir con vosotros recuerdos de niñez....
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por vuestro cariño,
Marichu Rubio