Vídeos DE ENCINASOLA

Queridos Paisanos: hace algún tiempo el señor Manuel Fernández López y MªTinidad Domínguez López me hicieron el ofrecimiento de una series de cintas de VHS, en las cuales se refleja la viva historia de nuestro querido pueblo, como son sus fiestas y tradiciones y otros acontecimientos, en ese momento yo estaba con un tratamiento de quimioterapia y le dije que no era el momento para digitalizarla, terminado el tratamiento me puse manos a la obra y le pedí al Sr. Fernández que me enviara las cintas que había realizado durante el periodo de tiempo que tuvieron un videoclub, esas cintas están en mi poder y ya las estoy recuperando para que vosotros podáis visionarlas, la estoy fraccionando en videos de 13 a 15 minutos,para que se hagan más amenas, deseo que vayáis expresando vuestro agradecimiento al Sr. Manuel Fernández y Mª Trinidad Domínguez por su gentileza a que estas cintas vean la luz.
Os comunico que estos vídeos irán apareciendo en Morochos en la Red, espero que sea del agrado de todos.
Fontenla.

CALLE ABEL MORENO

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domingo, julio 02, 2006

Las cuatro esquina del Taller

Aquellas noches inolvidables en las cuatro esquinas donde poco a poco, después de la cena, nos íbamos reuniendo toda la juventud mientras nuestros mayores sacaban las sillas al fresco en las puertas de sus casas.
Nosotros alternábamos nuestros juegos, la noche invitaban a jugar al escondite, amparado en la oscuridad. Otro juego estrella era ir a buscar gamusino, pero para esto tenía que darse alguna circunstancia; que entre los asistentes hubiera alguno que no supiera de qué iba la cosa, o que hubiera un forastero, a veces hijos de guardia civil recién llegado al pueblo, aclaro no tener nada encontra de ellos los cito por el hecho de ser ellos los forasteros que mas nos frecuentaban pasado el tiempo eran mas marochos que nosotros me vanaglorio de haber tenido buenos amigos entre ellos. La oscuridad también era propicia para jugar al rey cojo y otras veces al chicuento.
Otros hobbits era contar chistes, sobre todo que fueran verdes, que de alguna forma ayudaban a despertar nuestra sexualidad, tema tan tabú en aquellos tiempos. O también podíamos tocar temas de víboras, alison, culebras, lagartos y alacranes. O historias fascinantes que ha veces te dejaban sobrecogido como las pantarujas, que solían aparecer en los callejones y sitios poco frecuentados. Decían que las pantarujas eran gente disfrazada para no ser reconocidos con tal de poder reunirse por cuestiones de amores imposibles, cuernos etc. Pero haciendo honor a la verdad yo nunca vi ninguna. También podíamos contar historias de cementerios que hacían que se te levantara el bello. También matábamos el tiempo hablando de nuestros primeros amores, de la chica que a ti te gustaba y que no tenias cojones de decirle nada pues en cuanto la veías tu corazón latía de forma apresurada, tu garganta se secaba y te ponías rojo como una amapola si ella te miraba fijamente. Cuántos amores se quedaron tan solo en eso; miradas, y luego a través del tiempo te enterabas que esa chica sentía por ti lo mismo que tu por ella.
Cuántas veces nos regaron con un buen cubo de agua fría porque nos quedábamos hasta altas horas de la madrugada charlando y riendo de nuestras ocurrencias.
También hablábamos de nuestro álbum de fútbol, que coleccionábamos del famoso chocolate LA COLONIAL S.A. que yo compraba en casa de la Rafaela la del estanco. Otros temas podían ser las novelas del Oeste de Marcial Lafuente, Estefanía o Fidel Prado y policíacas del FBI mientras las niñas leían de amor de Corin Tellado. Tampoco podemos olvidar los TBO de Pulgarcito, Mortadelo y Filemón, las hermanas Gilda, Zipi y Zape, Roberto Alcaza y Pedrín, el Capitán Trueno y Goliat, el Jabato. Todos recordaremos a aquella Sra. que vivía en la C/ del Campo que creo que había leído todas las novelas habidas y por haber y para no volverlas a leer las firmaba como “Margarita Ladrón de Guevara”.
En fin son tantos los recuerdos que afloran a mi mente que me invitan a seguir, pero es mejor dosificarlos e ir desgranándolos poco a poco.
Este relato se lo dedico a todos mis paisanos y, de una manera muy especial, a los de mi generación.
Fontenla

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