Mi padrino Manolo Rubio Álvarez

Mi padrino Manolo Rubio Álvarez:

Desde que nací; siempre te he tenido a mi lado. Cuando te he necesitado, siempre estaba mi primo Manolo dispuesto a ayudarme, a aconsejarme, en resumidas cuentas a estar a mi lado.
Cuando me contabas que no llegabas a la pila bautismal de la Iglesia de San Bartolomé en Cumbres el día en que tu tío Mamés y tu tía Amalia te eligieron para que fueses el padrino de su primer hijo; se te iluminaban los ojos.
Cuando querías hacerte respetar, en vez de llamarme “primo”, me decías “recuerda que eres mi ahijado”.
A lo largo de tu vida, has tenido más ahijados, pero no sé porque, (quizás por ser el primero), me he sentido mas cerca de ti.
Y ahora cuando cumplo 57 años, me abandonas.
¡Que cruel es la vida!.
Eras el mayor de todos nosotros, y por eso siempre teníamos en consideración tu opinión cuando te la pedíamos. Todos sabíamos que tus consejos nos gratificarían.
Yo te adoraba, te admiraba, pero sobre todo siento por ti un profundo cariño. Ese cariño que mis padres te profesaban y que me enseñaron a tenerte y que tú con tus acciones te fuiste ganando poco a poco.
Ahora nos dejas, y sentado delante de mi ordenador me doy cuenta que cada vez nos estamos quedando más solos. Los “macacos”, nos vamos extinguiendo poco a poco.
A partir de ahora solo podremos contemplarte en esas fotos familiares antiguas que tanto nos gustaban a los dos. Tu último correo lo recibí el 16 de enero. No te puedes imaginar como los voy a echar de menos.
Poco a poco os vais reuniendo todos en el cielo.
Tito Jesús con su saxofón, papa con su clarinete, tu con la batería; Paco seguro que os conseguirá algún contrato, Jesús se encargará de todo el papeleo y tita Maria, tu madre Crescencia, y tita Amalia, se sentaran junto a la Santísima Virgen de Flores para escuchar vuestra orquesta.
Personas como ustedes no podéis estar en otro lugar.
Todavía retumba en mis oídos, con el entusiasmo que me contabas el jueves 11 de Enero, que te habías comprado una casa en Encinasola y que le estabas haciendo obra.
Primo – me decías – cuando la termine nos vamos a reunir todos y nos vamos a comer unas “migas”.
Desde hace mucho tiempo tenías esa ilusión, pues cuando mi madre aun vivía, ya se lo comentabas en unas de tus muchas visitas a la Clínica donde ella estuva ingresada.
¡Qué ironías tiene la vida!.
Todavía no quiero creerme que te hayas ido. Estos momentos, junto con la perdida de mis padres son los mas duros a los que me he enfrentado y de verdad que van ha ser muy difíciles de superar.
No puedo creerme lo que ha sucedido, con las ganas de vivir que tenias.
El que te ha conocido, siempre se acordará de ti. Pues tú eres una de esas personas que pasas por la vida dejando huella, no eres para nada indiferente.
El día 21 de Enero, habrá que borrarlo del calendario junto con algunos más, pues el enorme “batacazo” que nos hemos dado ha sido muy fuerte.
Desde esta ventana, te prometo que algún día no muy lejano, iremos a Encinasola a comernos esas “migas marochas” en la Ermita de la Virgen de Flores y seguro que tú junto a todos los miembros nuestra familia que estén contigo, te asomaras a unos de los balcones del Cielo para vernos y disfrutar junto a nosotros.
Recuerdo con un cariño especial las Navidades; pues al final siempre se terminaba cantando aquellas cancioncillas populares y villancicos de Encinasola que tanto te gustaban ¿te acuerdas?.......... “Del toronjil que cuelga de tu ventan niña…….”, “Con el pin carobin carobin…….”. ¡Como disfrutabas cuando estabas rodeado de tú familia!. Cuantos más fuésemos mejor.
Te prometo que pondré todo mi empeño, para que estemos todos los que tú querías que estuviésemos.
Sé; porque tú me lo contabas, que últimamente rezabas todas las noches antes de dormirte, y ahora sé porqué lo hacías “canalla”.
Cada una de aquellas oraciones era el escalón de una enorme escalera que estabas construyendo para por ella poder subir hasta el Cielo y poder estar junto a tu Virgen de Flores.
Ahora podrás decirle todas esas cosas tan bonitas que siempre le has dicho sin necesidad de escribirlo.
“Ladrón”; seguro que dentro de ti tendrás guardadas muchas cosas para contarle y que no quisiste nunca que nos enterásemos los demás.
Allí serás feliz.
Y conseguirás que los demás también lo sean.
Porque últimamente se notaba en tu cara y en tu sonrisa, esa felicidad.
Hasta las “torres miradores” de Cádiz llegan los sonidos de tu marcha.
Esas “torres miradores” que como tu bien sabes siempre están alertas mirando al mar, se han hecho eco de los sonidos llegados desde la Huelva marinera a esta Cádiz trimilenaria que tan bien conoces y en la que también dejaste huella.
En estos momentos con las lágrimas resbalándome por las mejillas quiero expresarte lo que sentí cuando tu alma volaba hacia el Cielo. Fueron mis pensamientos, pero quiero compartirlos contigo.

A todos estremeció
cuando entre quebrantos y miedos
un marocho dijo adiós,
“pa” ir de peregrino al Cielo.

¡¡Pero el Cielo no lloró!!

Porque al Cielo al que llegó
aquel marocho,
su llegada festejó,
como hace con “to” el romero
que del mundo se alejó

La Virgen lo recibió…..

Y un tamboril le tocaba
la Salve que él se llevó,
“pa” enseñar a que la cantaran
“to” los ángeles de Dios.

Y la Madre de los Cielos…..
Rocío, Flores y Rocamador
que lo fue del peregrino
ahora le enseña el camino….
donde le espera el amor
de aquel Niño Divino
que allí es el Hijo de Dios.

Así se cumplió tu sino.

Solo pedirte que desde allí, junto a los abuelos, tus padres, los míos, los titos y tus hermanos; nunca nos abandonéis y guiéis nuestros pasos. Ahora que nos estamos quedando solos os necesitamos más que nunca.
Primo, que tú alma descanse en paz.

Primo Manolo, te quiero.
Primo Manolo, te voy a echar mucho de menos.
Padrino, siempre te recordaré.
Padrino, siempre te llevaré en mi corazón.
Primo, primo, primo………¿porqué te tuviste que ir tan pronto “leche”?.

Manolo Álvarez Morales