12/01/2008
–¿Sabe ya si podrá inscribir su nombre en el Guinnes como el compositor más prolífico de marchas procesionales de toda la historia?
–Pues me figuro que sí porque ya son más de 100 marchas procesionales, y no creo que haya nadie en el mundo que haya hecho tantas como yo. No me he planteado ni mucho menos lo del Guinnes, pero sí que considero que soy el que más marchas tiene.
–¿Añora sus 12 años al frente de la Banda del Soria 9?
–Por supuesto. Todo lo que fui aquí en Sevilla se lo debo a la Banda de Soria 9.
–En esa etapa dorada era raro el año en que Soria 9 no grababa disco. ¿Es bueno componer tanto?
–No es bueno, porque no te da tiempo a veces a medir la calidad. Pero yo he tenido un problema: esperaba que tras mi marcha de Sevilla cesaran las peticiones de marchas y... nada más lejos de la realidad. Al empezar a moverme por toda España con la Banda Inmemorial del Rey, empezaron a lloverme encargos de León, Zamora, Alicante, Salamanca, Tenerife... Y, o te haces antipático y le dices que no, o tienes que componer. Y yo lo reconozco: cuando se compone mucho se puede caer en la reiteración, o bien melódica, o bien rítmica, o bien instrumental.
–¿Cuál fue el secreto de aquel boom comercial de los 80 con marchas como Hermanos costaleros, Virgen de los Estudiantes o Macarena, entre otras?
–Si mi primera composición, como fue Hermanos costaleros, no hubiera tenido el éxito que tuvo, a lo mejor no hubiera continuado por ese camino. Esto me animó a seguir componiendo marchas de ese estilo. La Banda de Soria 9 por entonces tenía en el repertorio todas mis composiciones y, naturalmente, todas las marchas antológicas de la Semana Santa (Amargura, Soleá dame la mano, Virgen del Valle, Jesús de las Penas...), y ese repertorio hacía que el que iba a escuchar a Soria 9 ya sabía que iba a escuchar una cosa de valor.
–¿La mayor satisfacción que se ha llevado detrás de un paso?
–El día que se estrenó La Madrugá. Fue un Martes Santo detrás de Los Estudiantes. Cuando la marcha terminó y se bajó el paso en el centro de la plaza de la Contratación, los costaleros salieron del paso y se vinieron todos para mí preguntándome: “Maestro, ¿qué es lo que ha tocado usted?”, como si acabaran de vivir una sensación totalmente distinta.
–¿Y su mayor aportación al género de la marcha procesional?
–Más que en la forma, mi principal aportación es por la concepción de la instrumentación, que es totalmente distinta. Tradicionalmente en los tríos, que son las partes finales, los contrapuntos lo hacían los bombardinos, los tenores, y yo se los he puesto a los metales, a las trompetas. En la instrumentación me fijé en un maestro que era RicardoDorado.
–¿Le han servido de inspiración nombres como los de Farfán, Gámez Laserna o Pedro Morales, anteriores directores de Soria 9?
–Siempre aprendes algo, pero no he seguido el camino de ninguno de los tres: Farfán tocaba con cornetas. Gámez era muy técnico, y Morales se ha decantado también más veces por las marchas con cornetas y tambores. Mi estilo va por otro sitio: la música fácil y sencilla, que es lo que quieren los músicos, aprendérselas pronto y no tener que mirar el papel.
–¿Se gana dinero con esto de componer marchas?
–Con cualquiera de mis pasodobles toreros, interpretados en todas las plazas de Francia y Sudamérica, he ganado más que con todas las marchas procesionales, excepción hecha de La Madrugá, que ha sido banda sonora de tres películas. Las marchas no dejan nada a los autores.
–En Francia no hay torero que no tenga un pasodoble escrito por usted.
–Sí, pero no es mérito mío. Tengo una casa discográfica y una editorial que lleva mis cosas taurinas en Francia. Ésta es la que me encarga los pasodobles. Allí a cada torero le tiene que tocar su pasodoble durante la faena, cosa que no se hace en España.
–Sus detractores, que los tiene, dicen que sus obras contienen en muchos casos fragmentos de otras composiciones.
–Yo no soy de los que tiene siete marchas escritas en un cajón y endosa la primera que tiene a mano. Para mí es muy importante personificar, personalizar las composiciones, incluyendo temas musicales relacionados con una canción, un barrio o una ciudad.
–¿Qué opinión le merece la colección de El Correo?
–Es una ocasión única para conocer todas mis facetas compositivas (pasodobles, música clásica, militar, sevillanas y marchas).
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