Me cabe el inmenso honor, el compromiso y el privilegio de ocupar este año, el estrado desde el que cantar la presencia de la que para todos los marochos militantes, es santo y seña, vínculo y motivo, identidad y clavo al que nos agarramos unos, en la cercanía y otros en la distancia física que, por distintos motivos nos separan de Ella.
Honor y compromiso que me acercan al privilegio de contarme entre los que han tenido la misma suerte, haciendo gala de sus dotes como comunicadores y poder decir en voz alta lo que la mayoría no pueden porque callan haciendo uso del mas elocuente de los discursos: el silencio. Ese quedarse sin palabras al tenerla delante, cuando nos entra el pellizco, sentimos la congoja que no nos deja respirar de emoción y resbalan por nuestras mejillas dos lagrimones que, como a escondidas, entonan un rosario de gracias y plegarias.
Un honor que no he buscado, pero que, después de muchas dudas (es mi primer pregón de gloria), he aceptado no sin reservas.
Soy consciente de que es difícil para alguien no ducho en estos temas y complicado además por los momentos que vivimos. Pero precisamente por eso, porque quizás sea el momento de reivindicar lo que en un editorial de El Picón de hace años planteaba: la Virgen de Flores, Patrona y Señora de todos los marochos, además de sentirla y venerarla como Madre, es motivo de unión…bisagra que nos une a los recuerdos y a todos los que sentimos la necesidad de cubrirnos bajo su manto protector.
No importa lo lejos que nos encontremos: cuando hablamos de nuestra romería, pensamos en reencontrarnos con Ella y con todos. Pensamos en abrazos, en compartir, en vivir unos días rodeados de amigos, familia y recuerdos.
Por eso, porque pienso que la romería de Nuestra Madre la Virgen de Flores nos ofrece el marco mariano en el que convivir en paz y armonía. Porque nos movemos en círculos concéntricos de responsabilidades, asumo esta como mía y puesto que son muchas mas las cosas que nos unen que las que nos separan es por lo que he decidido aceptar este año el que es para mi un grandísimo honor y convocaros a todos al apretón sincero de manos, al abrazo y a no destruir lo que podemos y tenemos que hacer juntos. Todos somos válidos y necesarios.
Vivamos estas fechas como lo que son: motivo para convivir, para encontrarnos y disfrutar mientras veneramos y honramos lo mas sagrado que tenemos: Ella.
Victorio Delgado Santos.
Pregonero de Flores 2011.
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